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Cinéfilo, no tan seriéfilo.

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domingo, 27 de junio de 2010

Findly


D
e negro a morado, de morado a añil y así hasta conseguir un paisaje de colores oscuros, árboles enredados, cuervos negros y un cielo marrón claro.

         A mis pies, un largo camino amarillo que se dirigía hacia el norte, suerte que me llevé mi cuaderno de notas donde apunté todo lo que veía, como no sabía que hacer seguí el camino, a mi derecha un inmenso bosque y a mi izquierda un enorme desierto, sin cactus ni animales, allí hacía una calor enorme en cambio, en el otro lado había un clima templado. Después de andar unos kilómetros una chica saltó a por mí desde un árbol, me ató las manos y me amordazó, me tiró al suelo y empezó a hablar:

         -  Tu, no sabes donde ir, ¿no?, pues hazme caso antes de se haga de noche, coge tu libro,- cogí mi cuaderno de apuntes- no, ese no, te hablo del Libro Secreto.

         - No me lo he traído, me lo he dejado encima de mi pupitre.

         - Madre mía, ¿tu sabes donde estás?, estas en Findly, el camino donde puedes encontrar de todo, bueno, vamos al grano, mete la mano en tu bolsillo derecho y saca el libro.
         Esa chica… me recordaba a alguien pero no sabía a quién. Metí la mano en el bolsillo y saqué el librito, ella me dijo que lo abriera y eso hice, lo abrí por la primera página y ponía lo que debía hacer. Lo primero era seguir el camino y llegar hasta Sunshine, pasé la hoja y no había nada escrito, a lo mejor tengo que llegar hasta allí para que ponga más cosas.

         -Perdón, – se disculpó la chica- no te he dicho como me llamo, soy July, encantada de conocerte Rick. Si no te importa, ¿puedo ser tu compañera de viaje?

         - Vale, con tal de que no me amordaces más.

         Seguimos andando, que aburrimiento, esto era una décima mejor que sociales. Cuando íbamos por la mitad del camino se hizo de noche, July me dijo que acampásemos en un lugar seguro así que nos adentramos en el oscuro bosque, ella cogió un par de troncos (no veas la fuerza que tenía), y los puso de manera triangular, como una tienda de campaña, después cogió unas pocas hierbas para que nos sirviese de saco y por ultimo hizo dos agujeros de nuestro tamaño para poner la hierba, nos tumbamos, me quedé perplejo de lo rápido que hizo esto.

         No me podía dormir, por un pequeño agujero se veía un árbol con una cara horripilante; los lobos aullaban y las fieras andaban cerca. Pero al final conseguí dormirme.

         Después de llevar una horas durmiendo un temblor me despertó a mí y a July, salimos corriendo, unos aviones nos perseguían y unos horribles… ¿Trolls? Intentaban pisotearnos. Le pregunté a July mientra corríamos que era esos trolls, ella me dijo que eran Trollenos, a lo lejos se divisaba una gran ciudad, Sunshine, corrimos lo más rápido que pudimos y al final llegamos, atravesamos una enorme puerta que enseguida cerraron.

domingo, 6 de junio de 2010

El "encantador" instituto


M
iré la hora, las ocho y veintisiete, cogí mi cartera pero antes metí el libro del que habló ese señor, salí corriendo de casa, me tropecé con una viejecita que iba por la acera, la ayudé a levantarse y le pedí disculpas, después seguí corriendo, toda la gente me miraba y no sabía por qué, llegué al instituto cansadísimo, sudando, miré la hora de mi reloj de pulsera, las ocho y treinta y uno, subí rapidísimamente las escalera y no sabéis la mala suerte que tuve, ese día era lunes y todos los lunes tengo sociales a primera hora, el profesor llega cinco minutos  antes y yo llegué un minuto más tarde y como no el profesor me puso el merecido retraso. “Si no hubiera seguido a ese pequeñajo no me hubiera ocurrido esto”, pensé.

         Justo cuando entré en la clase todos re reían de mi, hasta el profesor, que vergüenza, me miré la ropa que llevaba, el pijama, me puse colorado, demasiado colorado, le pedí al profesor si podía ir a mi casa a cambiarme pero en ese momento, en ese dichoso momento mi madre, Agatha,  entró con la ropa de deporte y en primer lugar mis calzoncillos, no pude aguantar esa humillación, cogí rápidamente la ropa y me fui para el baño, me cambié, le di el pijama a mi madre y se marchó, por fin.

         Me senté y presté la máxima atención, es decir, ninguna, me aburría un montón, la mayoría de la clase estaba bostezando y solo cuatro gatos prestaban atención, al final el timbre sonó y el profesor se fue, la asignatura que seguía a esta era naturales, otra vez bostezando o mandando notitas, lo que sea por no aburrirse. En el intercambio de clase me puse a leer el tal Libro Secreto, si tenía que cumplir una misión debía de enterarme de que iba, cuando abrí el libro una luz blanca resplandeciente iluminó toda la clase, cuando desapareció no había nadie solo Mariam y yo, Mariam es la chica que me gusta, ella me miró, yo la miré, nos levantamos de los asiento y cuando nos disponíamos a darnos las manos todo mi alrededor se volvió negro.